Tinta Suelta / David Nieblas Meza

* Se acabó la era Karla Fiesco; ¿fue lo que se esperaba?

Qué difícil resulta para los políticos, admitir que “no se pudo”; que no se llegó a la meta trazada al inicio de un gobierno. Aceptar, sin pretextos ni justificaciones, que las cosas no salieron como pensaban, y de paso, ofrecer una disculpa por todo lo que se prometió a la ciudadanía y no se cumplió. 

Resulta ser que estamos a días de que concluya el mandato de Karla Fiesco García. Este lunes pasado, rindió su tercer y último Informe de Gobierno, el cual estuvo cargado de “mucha emotividad”, pero carente de realidad. Y es que cuando el discurso se exagera con generalidades, puede resultar ofensivo para muchos que, en su gobierno, no vieron mejora ni cambio alguno en sus comunidades.

Desde que tengo memoria y más recientemente en los alcaldes que han dejado el gobierno, es recurrente el discurso que señala que “se dejan los cimientos” para un mejor mañana; que se “sentaron las bases” para que las nuevas administraciones, operen en mejores condiciones que ellos; y “los etcéteras”, se enlistan por montones.

Lo cierto y la realidad, dista mucho de lo que piensan o dicen los políticos; tenemos trienios que van y vienen, y seguimos padeciendo de los mismos problemas; incluso, algunos agravados porque ya somos cada vez más ciudadanos, y los gobiernos, no han crecido en eficiencia para resolver las necesidades.

El gobierno que termina, a raíz de la derrota electoral en donde no se refrendó con la reelección, se cayó y muchas cosas cambiaron. El discurso cada vez se volvió más vacío, porque no se sostenía con los hechos. Se vivió, incluso, una especie de “política avestruz”, en donde la alcaldesa dejó de aparecer públicamente, y si lo hacía, sólo era en escenarios controlados sin convocatoria a medios.

Y es aquí cuando cobra mucho valor, hacer un balance real y comparar lo que se ofreció en campaña, y lo que se cumplió en gobierno. En el caso del proyecto que encabezó Karla Fiesco García, muchas cosas quedaron en el tintero; y muchas, que no sólo tienen que ver con los proyectos de obra y acciones, sino con el respeto a la dignidad de las personas.

Por desgracia, la alcaldesa no se rodeó de los mejores hombres; algunos en su nombre, estuvieron haciendo cosas que distan mucho de enarbolar los principios y valores de Acción Nacional; privilegiaron su beneficio personal, sobre el bien común. En gran medida, eso sumó a los factores que provocaron la derrota electoral de junio pasado. Ojalá que se tenga la inteligencia y serenidad para admitirlo, y para valorarlo a la hora del balance final personal.

En política, asumir posturas prepotentes, altaneras, cínicas, de pillaje y discriminatorias por desobediencia o no simpatía, nunca han dejado buenos resultados en quienes las practican; y al final, se acaba pagando consecuencias muy costosas.

Y como siempre, en todo esto habrá posturas encontradas; lo cierto, es que para muchos, el gobierno que está por terminar, no fue del todo como se esperaba. Que se hicieron cosas, es cierto, pero no se esperaba menos, con un presupuesto de alrededor de 9 mil millones de pesos, que mejor administrados, pudieron haber alcanzado para más.

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