* En riesgo la alianza PRI-PAN-PRD; ¿quién pierde más?.
David Nieblas Meza escribe «Tinta Suelta», su columna semanal en Punto Medio.
Menudo dilema tendrán que enfrentar los partidos que conforman la alianza PRI-PAN-PRD, por aquello de la designación de la candidata o candidato que habrá de competir por la gubernatura del Estado de México el año próximo.
Todos los partidos, en las últimas semanas, han mandado mensajes que poco abonan a la conformación de una alianza sólida que le compita, a un partido como Morena, que viene con toda la intención de ganar la plaza y sumarla a sus triunfos de este año.
El Estado de México es “la joya de la corona” para todos los partidos, por lo que representa en el escenario nacional, y también, porque es el “laboratorio” de la elección federal para el cambio de Presidente de la República.
Pues bien, en los últimos días, los dos principales partidos emitieron mensajes que podrían tensar la liga y en una de esas, romper la alianza. Y es que el líder del PRI en el Estado de México, Eric Sevilla, ha dicho en más de una ocasión, ante militancia, que en el año 2023, “se entregará el gobierno a otro priísta”.
Y estas declaraciones, como era de esperarse, tuvieron su reacción en la persona de Enrique Vargas del Villar, quien hoy por hoy, siente que es el político de mayor aceptación y mejor posicionado para encabezar la candidatura de la alianza, por lo que dijo, que está listo para ir o en coalición, o sólo con su partido, el PAN; por lo que llamó a mesas políticas para ir trabajando el tema de la designación del abanderado, con la consigna o idea fija, de impulsar a quien sea el más competitivo.
Todos los análisis apuntan que los partidos de la coalición PRI-PAN-PRD, por sí solos, no ganarían la elección para gobernador, y parece ser que todos lo saben. Los involucrados, están evaluando hasta dónde pueden negociar y hasta dónde pueden defender las posiciones e imponer al candidato.
Quien parece que la tiene más difícil, justamente es el PRI que por todos lados que le vea, tiene las de perder. En su mente está no ceder el espacio, puesto que es su único bastión importante que le queda y perderlo, sería la preparación o la antesala de su extinción.
Y si no la cede, muy probablemente no se logre concretar la alianza con los demás partidos, y por ende, no podrá ganarle a Morena; lo que en términos prácticos y simples, sería el mismo resultado: entregar el gobierno. Y en una de esas, irse hasta la tercera posición como fuerza política en la entidad.
El PRI pues, la tiene complicada, y lo peor, es que muchos no están viendo la mano del gobernador Alfredo del Mazo Maza, como aliado directo. Es más, hay priístas que lo ven alejado del partido, como si estuviera recibiendo presiones para entregar la plaza.
La estructura de la que fuera la maquinaria electoral del PRI, no vive sus mejores momentos ni tampoco, ha sido del todo aceitada, de tal suerte que no se vislumbra un panorama alentador; sobre todo, por los antecedentes de los resultados electorales que se tuvieron este año y del desgaste de la marca.
Por parte del PAN, su virtual y único candidato, Enrique Vargas del Villar, está echando toda la carne al asador, y también, está demostrando que viene decidido a correr riesgos. De los perdedores, en caso de que no se llegue a concretar la alianza, él sería el menos afectado; ya que, seguramente, llevaría a su partido a ser la segunda fuerza política, y también, se perfilaría como el próximo senador de representación por el Estado de México.
Ya no falta mucho tiempo para las definiciones, estamos a unos meses de que se decida todo este dilema.