Columna de OpiniónTinta Suelta / David Nieblas Meza

David Nieblas Meza escribe Tinta Suelta, su columna semanal en #PuntoMedio.

  • Cuarta ola de contagios le da la bienvenida a los nuevos gobiernos municipales del #Edoméx.

Lo que era más que evidente y esperado llegó. La cuarta ola de la pandemia en México se está reflejando en los últimos días; esta semana, se rompieron records de contagios a niveles que no se habían registrado desde que el Covid llegó a nuestro país. Al día de hoy, es incierto el nivel o el tamaño que tendrá esta cuarta etapa porque, conforme pasan los días, la cosa parece empeorar.

La situación por la que estamos pasando en este momento era de esperarse; la población hasta cierto punto se relajó y se confió; con la vacuna aplicada hasta en dos dosis, y con los primeros informes que se tenían de la variante ómicron en cuanto a su peligrosidad, muchos no hicieron caso al aviso preventivo y ”se la jugaron” participando y/o organizando festejos en esta temporada de fin de año.

En las primeras semanas de este 2022, las señales y estragos se empezaron a reflejar en los laboratorios y clínicas, en donde cientos y luego miles de personas, estaban en busca de una prueba de Covid ante los síntomas que tenían. A tres semanas de iniciado el año, las autoridades estatales, han decidido que hay que tomar algunas medidas para contener los contagios, a tal grado, que el semáforo pasará, luego de muchas semanas, de verde a amarillo.

Esta situación ha venido a impactar un poco en el arranque de los nuevos gobiernos municipales. En algunas alcaldías, como en #Tlalnepantla, #Atizapán y #Cuautitlán, sus presidentes municipales empezaron con mucha enjundia y entusiasmo; y a los tres, se les ha visto muy activos en las calles implementando programas y acciones.

En el caso de Cuautitlán #Izcalli, la situación ha sido un poco diferente y se ha actuado con más cautela. Seguramente, porque su alcaldesa, Karla Fiesco García, ya ha padecido los estragos de la enfermedad y está cuidando un tercer contagio. Y la mesura con la que se está trabajando en tierras izcallenses, se reflejó desde los primeros días, en donde, para prevenir, se le mandó a hacer pruebas a todos los trabajadores del palacio municipal y Operagua, para ver el tamaño de la emergencia.

Hay que recordar que, en los primeros días, el secretario del Ayuntamiento, Miguel Ángel Gutiérrez Pilloni, dio positivo a la prueba; tras la jornada masiva de tests a los trabajadores, resultaron más de 20 casos contagiados.

En Atizapán de Zaragoza, el día de ayer en la sesión de Cabildo, el alcalde Pedro Rodríguez Villegas admitió que hay muchos contagios en las áreas del gobierno, e hizo un llamado para extremar precauciones y para hacer obligatorio el uso del crubebocas en el Palacio de Gobierno.

Y a pesar de que en los días previos se colocó un filtro para tomar temperatura y repartir gel a los visitantes al edificio, admitió que la situación “los está rebasando”; no descartó instrumentar algunas medidas adicionales, dijo, luego de sesionar en la Comisión de Salud.

En Tlalnepantla, el alcalde Tony Rodríguez anunció un autoaislamiento preventivo, luego de participar en un evento con el Gobernador Alfredo del Mazo, quien horas después del encuentro, anunció que tenía Covid. Y si bien, el alcalde no tiene síntomas y dio negativo en una primera prueba, esperará un tiempo prudente para descartar ser portador del virus.

Pues bien, por lo que se ve, esto de la pandemia aún no termina y habrá que estar atentos a ver las consecuencias de esta cuarta ola; lo cierto es que, también, en el ambiente y en el ánimo de la gente hay cierta confianza por la baja peligrosidad que ha representado ómicron, sobre todo, en gente ya vacunada. Si bien, es más contagioso, es menos peligroso, según parece.

Bajo esta lógica y apreciación, la gente que ha contraído el virus no lo toma con tanto miedo y cautela, más bien, lo toma con cierta normalidad pensando en que, en unos días, habrá de superar la enfermedad. Ojalá que esto no provoque que la gente se confíe, y siga manteniendo las medidas preventivas. Así es que, no está por demás, recomendar que “no hay que bajar la guardia”.

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