Gobierno

Rentan patrullas, drones y alarmas por más de $70 millones, en Izcalli

* “Recicla” Daniel Serrano estrategias de alcaldes anteriores, en su Plan de Seguridad

Con un discurso de “renovación y tecnología”, el gobierno del morenista Daniel Serrano Palacios presentó la estrategia de seguridad “Blindaje Cuautitlán Izcalli”, que contempla una inversión superior a 70 millones de pesos en arrendamiento de patrullas, drones, alarmas vecinales y una aplicación móvil.

Sin embargo, más allá del lanzamiento mediático, la propuesta retoma esquemas ya aplicados en administraciones pasadas del municipio, y otras que, el propio Daniel Serrano ha impulsado con resultados cuestionables en otros gobiernos municipales afines a su exgrupo político.

Las alarmas vecinales, uno de los ejes centrales del llamado blindaje, no son una innovación en Izcalli. Este modelo fue implementado en su mo- mento por el exalcalde David Ulises Guzmán Palma, mientras que las cámaras y GPS en patrullas, entre otras estrategias, se incorporaron durante el gobierno de Karim Carvallo. Más recientemente, Ricardo Núñez Ayala también “le metió” cámaras internas y externas a las patrullas e inició con el uso de drones de patrullaje aéreo.

Hoy, estas medidas regresan bajo otro nombre y con un alto costo de arrendamiento que, hasta el momento, no ha sido del todo transparentado. El alcalde dijo en su conferencia que “bien vale la pena invertir 140 pesos por izcallense, en seguridad”.

Cabe hacer mención, que esta misma estrategia de seguridad y con el “mismo proveedor”, basada en alarmas vecinales y aplicaciones móviles, fue contratada en municipios como Teoloyucan, Nicolás Romero y Coacalco, todos gobernados por alcaldes afines al exgrupo interno en Morena, conocido como “Los Puros”, que lideraba Daniel Serrano. En dichas localidades, las alarmas fueron ampliamente difundidas como soluciones inmediatas, pero con resultados poco tangibles en materia de disminución del delito y múltiples señalamientos.

Sobre este tema, el morenista izcallense Felipe Díaz, en múltiples ocasiones, ha señalado que este esquema de seguridad basado en una aplicación móvil, es un negocio millonario y explotado por el grupo que encabezó en su momento Daniel Serrano y que ahora desde la alcaldía, lo retoma.

En Izcalli, la estrategia global plantea la creación de 297 puntos o “redes de alarma vecinal”,  a  las cuales se podrán conectar los vecinos mediante una aplicación de celular; cada uno contará con una sirena, luz estroboscópica y dos cámaras conectadas al C4, lo que equivale a 594 cámaras distribuidas en 75 cuadrantes.

Cada cuadrante tendrá una patrulla asignada y su desempeño será monitoreado en tiempo real desde la Comisaría de Seguridad y también desde la Presidencia Municipal, con el propósito, según se dijo, de acortar los tiempos de respuesta a un máximo de seis minutos en este año.

También se contempla la incorporación de 60 patrullas nuevas (30 pickups, 30 sedanes) y 15 motocicletas, también rentadas, lo cual ha generado cuestionamientos sobre la eficiencia del gasto público y la falta de inversión en infraestructura propia.

En cuanto a la videovigilancia aérea, se anunciaron drones rentados de alta gama con cámaras térmicas y visión nocturna, que operarán desde tres bases fijas, controlados por pilotos certificados. Estos dispositivos, se afirmó, podrán realizar misiones programadas y de emergencia con un alcance de hasta 10 kilómetros. No se dijo, si estas aeronaves estarán de fijo y a disposición las 24 horas del día, o si su funcionamiento, estará sujeto a horas de vuelo y costo por los mismos.

A pesar de los anuncios, algunos vecinos recordaron que este tipo de dispositivos ya fueron utilizados en administraciones pasadas  sin  mayor  impacto  real  en  la  reducción de delitos. Incluso, en algunos casos, las alarmas vecinales quedaron obsoletas o fueron abandonadas tras el cambio de gobierno.

Hasta el momento, de las 297 redes proyectadas, sólo se han colocado las primeras 12 alarmas en colonias como Centro Urbano, Infonavit Norte, La Piedad, Jardines de la Hacienda y Santa Rosa de Lima.

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