* El alcalde feminista que tiene “oído de mamá chismosa”, a 100 días.
David Nieblas Meza escribe “Tinta Suelta”, su columna semanal en Punto Medio
Daniel Serrano Palacios llegó a la presidencia municipal de Cuautitlán Izcalli con la etiqueta de querer encabezar un “gobierno feminista”, un título que, como tantos otros en la política mexicana, suena bien en el discurso, pero se desmorona ante la más mínima confrontación con la realidad.
A 100 días de haber asumido el cargo, su administración está marcada por el descontento social, el vacío institucional, una creciente percepción de inseguridad… y, por si fuera poco, por expresiones públicas que rayan en el sexismo, provenientes del propio alcalde.
Durante una conferencia de prensa, Serrano Palacios soltó, sin el menor cuidado de autocrítica ni conciencia del cargo que ostenta, la frase: “tengo oído de mamá chismosa”.
La expresión, aunque disfrazada de “coloquialismo simpático”, refuerza estereotipos machistas que asocian el rol materno con el chisme y la intromisión; una narrativa que ha sido históricamente usada para minimizar a las mujeres, reducir su papel al de simples espectadoras y convertirlas en objeto de burla. Grave sería en boca de cualquier funcionario público. Escandaloso resulta, viniendo de alguien que se autodefine como feminista.
Pero no se trata sólo de una “frase mal entendida”, como seguramente intentarán justificar. La declaración ocurre en medio de un proceso formal por violencia política de género que la regidora Valentina Loa, integrante de su mismo partido, ha interpuesto contra él. ¿Coincidencia? Difícil creerlo. Más bien parece parte de un patrón de conducta que evidencia el divorcio entre su retórica y su práctica política.
A lo anterior se suma el desplome de su imagen pública. Un sondeo ciudadano realizado por Punto Medio dejó en claro lo que ya era un secreto a voces: más del 92% de los participantes reprobó su gestión. No sólo fue reprobado, fue repudiado. Y no por la oposición, sino por la ciudadanía y hasta por miembros de su propio partido. ¿Quién quiere tener un alcalde que no escucha, que evade, que promete y no cumple, que ofende y luego calla?
Porque sí, también hay que hablar del silencio. Esta semana, en medio de una ola de hechos violentos que ha sacudido al municipio, el alcalde optó por cancelar su tradicional conferencia de los lunes. ¿La razón oficial? No existe. ¿La sospecha? Que simplemente no quiere enfrentar los cuestionamientos sobre seguridad pública, ni rendir cuentas sobre el Plan de Seguridad que prometió para enero, luego para febrero… y que sigue sin aparecer.
¿Cómo se puede hablar de un gobierno feminista cuando se invisibiliza la violencia, se perpetúan estereotipos, se ignora la crisis de seguridad que impacta principalmente a mujeres jóvenes? ¿Qué pensarán de esto la gobernadora Delfina Gómez y la presidenta Claudia Sheinbaum, ambas figuras comprometidas con la causa de género?
Cuautitlán Izcalli no merece un gobierno que simula, ni un alcalde que insulta con frases “ocurrentes” mientras se tambalea frente al descontento social. La legitimidad no se construye con un eslogan de campaña ni con “hashtags progresistas”, sino con resultados, cercanía, respeto y seriedad. Y eso, tristemente, es justo lo que hoy le falta a la administración de Daniel Serrano Palacios.
Porque para gobernar, se necesitan muchas cosas. Pero pensar tener “oído de mamá chismosa”, no es una de ellas.