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Sigue impune, caso de represión policiaca en Cuautitlán Izcalli

* Vecina de la colonia Sección Parques está en silla de ruedas tras una operación

En Cuautitlán Izcalli, donde el discurso oficial insiste en que la seguridad mejora y que la cercanía con la ciudadanía es una prioridad, los hechos parecen contradecir al gobierno municipal.

El caso de Jessica, vecina de la colonia Sección Parques, expone con crudeza la brecha entre lo que se proclama desde el Palacio Municipal y lo que se vive en algunas colonias izcallenses.

Hace algunas semanas, vecinos de Sección Parques realizaron una manifestación pacífica para exigir frenar el retiro de rejas en sus calles. El acto, que consistía en el cierre parcial de una vialidad, fue respondido por el gobierno de Daniel Serrano Palacios con un operativo policial y antimotines que terminó en empujones y forcejeos; donde participó incluso, el entonces comisario.

Entre las personas agredidas estaba Jessica, quien ese día sufrió una fractura en una articulación del pie que requirió cirugía.

Desde entonces, su vida cambió: dolor crónico, limitaciones físicas, gastos médicos que ha tenido que cubrir con sus propios recursos, y un miedo latente de volver a ser violentada por las mismas autoridades que deberían protegerla.

Presentó denuncia, entregó estudios médicos y documentos que acreditan su lesión. Sin embargo, a la fecha, la respuesta institucional ha sido un desdén ofensivo: “no se ve la agresión”, le dijeron.

Este no es sólo un expediente administrativo olvidado en alguna oficina de la Fiscalía. Es un mensaje político y social: la represión puede quedar impune, el abuso de autoridad no tiene costo, y la víctima es quien carga sola con las consecuencias.

Mientras tanto, el gobierno municipal no ha asumido responsabilidad alguna, ni por la agresión ni por el pago de los gastos médicos derivados.

Lejos quedó la promesa de campaña del “gobierno feminista”, el cual decía que ninguna mujer sufriría de violencia y que sería protegida; todo quedó en el discurso vacío, como muchas otras cosas.

El caso de Jessica no es un hecho aislado. Forma parte de una serie de episodios que, aunque dispersos, comparten un patrón: ciudadanos que denuncian abusos y autoridades que minimizan o invisibilizan las quejas.

En este contexto, el gobierno municipal no sólo enfrenta un problema de credibilidad, sino también de legitimidad.

Jessica lo dijo con claridad: “Esto no es sólo sobre mí, es sobre todos nosotros. Lo que me pasó a mí, le puede pasar a cualquiera que se atreva a levantar la voz”.

Esa frase, más allá de la anécdota personal, es un recordatorio de que la justicia que no se otorga a una víctima, se le niega a toda la comunidad.

Mientras el Ayuntamiento guarda silencio, el caso sigue siendo un espejo incómodo para la administración de Daniel Serrano Palacios. Un espejo que refleja impunidad, desinterés y un gobierno que parece más dispuesto a proteger a su corporación que a su gente.

Luego de ese incidente en donde se reprimió a los vecinos, el comisario Hermenegildo López Hernández renunció y salió de la escena pública en Cuautitlán Izcalli; hay que recordar, que el entonces funcionario municipal, provenía de Zacatecas.

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