¿Otro caso de violencia política contra otra regidora en Izcalli?
David Nieblas Meza escribe Tinta Suelta, la columna semanal en Punto Medio
En Cuautitlán Izcalli se alardea desde el gobierno municipal de ser una administración “feminista”, “inclusiva” y “respetuosa de los derechos humanos”. Sin embargo, los hechos documentados en los últimos meses retratan todo lo contrario. Los mensajes públicos del alcalde Daniel Serrano Palacios y su círculo cercano no coinciden con la realidad que enfrentan varias mujeres dentro del propio Ayuntamiento. Y eso es, al menos, alarmante.
El caso más reciente involucra a la regidora Ely Quintana, representante del PAN, quien ha sido una de las voces más críticas y constantes durante las sesiones de Cabildo.
Pese a la promesa del alcalde de otorgar los mismos techos presupuestales a todos los regidores, la información oficial evidenció que Ely Quintana es, “curiosamente”, la más castigada presupuestalmente hablando: de los 12 ediles de su mismo nivel y jerarquía, es la que cuenta con el menor recurso para ejercer su función.
Mientras otros regidores, en su mayoría del bloque oficialista, reciben techos que superan los 100 mil pesos mensuales para la contratación de “personal de apoyo”, Ely Quintana apenas alcanza los 71 mil pesos. Junto a ella, otras dos regidoras también de oposición, padecen reducciones similares. Esta disparidad no sólo contradice el discurso de igualdad presupuestaria emitido por el propio alcalde Daniel Serrano Palacios, sino que podría constituir un nuevo caso de violencia política de género, tal y como lo adelantamos en su momento, en el caso de Valentina Loa Rivera.
Porque hay que acotar que no es el primer caso. Recordemos que apenas hace unas semanas, una regidora de Morena –sí, del mismo partido que gobierna– denunció ante el Instituto Electoral del Edomex haber sido víctima de violencia política por parte del propio alcalde Daniel Serrano.
Su denuncia señala que ha sido ignorada, excluida y obstaculizada para ejercer plenamente su función como edil, al negársele sistemáticamente la información oficial.
¿Qué está ocurriendo en Cuautitlán Izcalli? ¿Será que el compromiso feminista del alcalde sólo aplica para las fotografías y los eslóganes?
La gravedad del asunto se incrementa con un tercer episodio reciente: la titular del Instituto Municipal para la Igualdad, Emancipación y Fortalecimiento Colectivo de las Mujeres de Cuautitlán Izcalli (IMGUALDAD), que se supone es el órgano encargado de combatir la discriminación y de velar por los derechos de las mujeres, enfrenta una denuncia penal por presuntos actos de discriminación contra un trabajador con más de seis años de servicio en la administración pública.
Estos tres hechos no pueden considerarse como eventos aislados. Son síntomas de una estructura de poder que, lejos de promover la equidad, parece castigar a quien se atreve a ejercer su cargo con autonomía, especialmente si se trata de una mujer y más aún si pertenece a la oposición.
No se trata sólo de Ely Quintana, ni de la regidora de Morena, ni del trabajador discriminado en el IMGUALDAD. Se trata de una cultura institucional que perpetúa el control político a través del castigo presupuestal, del aislamiento, del desprestigio o de la indiferencia. Todo esto, mientras desde el micrófono se recitan frases progresistas que se desmoronan al primer contraste con la realidad.