¿Exclusión política en Izcalli, desaire o censura velada contra Valentina?
La denuncia de la regidora de Morena, Valentina Loa, sobre su exclusión en eventos oficiales de Cuautitlán Izcalli no es un simple desencuentro administrativo. Lo que está en juego, es el principio de representación política y, más aún, el riesgo de que las diferencias internas dentro de un mismo partido se traduzcan en prácticas que rayan en la censura.
Durante la sesión de Cabildo, Valentina Loa no sólo exigió explicaciones sobre su falta de convocatoria en actos como la firma de un convenio con el Imevis o el arranque del programa Bachetón, sino que puso sobre la mesa un cuestionamiento de fondo: ¿se trata de una represalia política por sus posturas críticas dentro del gobierno municipal?.
La respuesta del alcalde Daniel Serrano Palacios no ayudó a disipar las dudas. En lugar de aclarar si hubo un criterio específico para la exclusión de la regidora, se limitó a defender la legalidad de su gobierno y a sugerir que las diferencias dentro del Cabildo responden a estrategias de “posicionamiento mediático”. Un argumento que, más que una respuesta, sonó a evasiva.
No es casual que esta exclusión se dé en el contexto de una relación poco amistosa entre el alcalde y la regidora. Valentina Loa ha sido una de las pocas voces críticas dentro del Cabildo, lo que la ha llevado a disentir de algunas propuestas del edil. En el “uso y costumbre de la vieja política”, donde el oficialismo suele disciplinar a los suyos, el hecho de que una regidora de Morena marque distancia con su correligionario, la convierte en un “elemento incómodo”.
Aquí la pregunta es: ¿se está castigando a Loa por pensar distinto? Si la respuesta es afirmativa, estaríamos ante una señal de intolerancia política en el gobierno municipal.
El otro ángulo del problema es el de la equidad de género. La ausencia de Valentina en eventos oficiales cobra una dimensión aún más grave, si consideramos que se trata de la única regidora de Morena que ha sido excluida, mientras otros ediles sí han sido convocados… ¿Y la sororidad?.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece que negar información o participación a una mujer en el ejercicio de su cargo público puede constituir violencia política de género. De ser así, este episodio no sería sólo un tema de fricciones internas, sino una violación a los derechos políticos de una representante electa, lo cual, se debería denunciar formalmente.
Más aún, no sería la primera vez que la administración de Daniel Serrano es señalada de manera pública por acciones contrarias al discurso de equidad de género. En el inicio de su gestión, varias trabajadoras municipales denunciaron haber sido despedidas de manera injustificada, señalando violaciones a sus derechos y malos tratos en el proceso.
Esta contradicción entre el discurso y la práctica pone en entredicho el compromiso real del alcalde con un gobierno incluyente y respetuoso de los derechos de las mujeres.
Si el alcalde de Cuautitlán Izcalli, Daniel Serrano Palacios, no tiene nada que esconder, debería responder con claridad: ¿por qué la regidora de Morena Valentina Loa no fue invitada a los eventos oficiales? Su silencio sólo alimenta la percepción de que en Izcalli se castiga la disidencia y que su gobierno, lejos de ser feminista, opera con sesgos políticos y de género, que hoy en día resultan inaceptables en una democracia.