Tinta Suelta / David Nieblas Meza

Daniel Serrano y su crisis de credibilidad en Cuautitlán Izcalli

La administración municipal de Cuautitlán Izcalli, encabezada por Daniel Serrano, se está enfrascando en un problema serio de credibilidad. A menos de dos meses de asumir el cargo, su discurso y acciones, comienzan a desmoronarse ante las pruebas que exhiben la diferencia entre sus palabras y la realidad. 

Las mentiras minan la credibilidad de cualquier funcionario o político, y en este caso, la estrategia de Daniel Serrano, lo está llevando directamente a un precipicio. Dos temas recientes ponen en evidencia la tendencia de este gobierno a “maquillar y manipular” la información, para acomodarla a su conveniencia: la exclusión de la regidora Valentina Loa y las cifras de incidencia delictiva que presentó a los medios.

En un intento por justificar la falta de invitación a la regidora Valentina Loa a eventos oficiales, Daniel Serrano aseguró que en su gobierno “no se excluye a nadie”. Sin embargo, la realidad es otra. Durante la primera “Jornada por la Paz” en la colonia La Quebrada, todos los ediles de Morena acudieron, excepto Valentina Loa. Para desacreditar la acusación de exclusión, el alcalde pidió a los medios preguntar a la regidora del PAN, Ely Quintana, si había recibido invitación; y su respuesta de la panista, desmontó la mentira: sí fue invitada, de manera personal y con antelación.

Si, como dice Serrano Palacios, los eventos son públicos y cualquiera puede enterarse a través de redes sociales, ¿por qué su equipo llamó personalmente a regidores de otros partidos para invitarlos? El mensaje pareciera ser claro: el edil morenista “premia la lealtad ciega” y castiga a quien se atreve a “cuestionar su autoridad” o a pensar diferente a él. La actitud hacia Valentina Loa no es un hecho aislado, sino un patrón de conducta que, de acuerdo con especialistas, podría encajar en violencia política de género.

Habrá que apuntar que no es el único caso en donde se viven estas situaciones; en su toma de protesta ante la gobernadora Delfina Gómez, su equipo y sus huestes, no sólo le hicieron la grosería a la diputada federal de levantarla de su silla para dársela al suplente de un regidor; sino que también, abuchearon a la presidenta municipal saliente. 

Otro golpe a la poca credibilidad de Daniel Serrano, se dio con la presentación de supuestas cifras positivas en materia de seguridad. Según el alcalde, la incidencia delictiva en Izcalli se redujo en un 16.6 % en su primer mes de gobierno, basado en datos del C-5. Sin embargo, al comparar estas cifras con las del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que son las oficiales y respaldadas por denuncias formales, se revela otra realidad: el robo de vehículos, lejos de disminuir, habría aumentado un 28 % en el primer mes de su gestión.

Lo más grave es que, en su conferencia, Daniel Serrano se quejó de la “manipulación” de la información y de que los medios hacen “conjeturas a la ligera”. Sin embargo, su visión de reducción de los índices delictivos basada en cifras no oficiales y alejadas de la realidad, no es otra cosa más que una “conjetura”. Es decir, hace lo que critica.

La manipulación de cifras no es nueva en política, pero hacerlo con premeditación, dijeran por ahí, “es una canallada”; una estrategia de muy “mala entraña”. Alterar las cifras delictivas para “maquillar” su gestión no hace de Izcalli un municipio más seguro, sino un pueblo más engañado.

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